La central de Endesa en As Pontes opera hoy las que pueden ser sus últimas horas productivas. La compañía eléctrica acaba el último aprovisionamiento de carbón —240.000 toneladas de origen indonesio adquiridas en marzo— y la térmica deja de estar disponible a largo plazo. Fuentes de la eléctrica afirman que la singularidad de la instalación y las certificaciones que su funcionamiento de forma segura y eficiente requieren, obligarían a realizar notables inversiones que, en la actual coyuntura —a la espera del permiso del cierre— no se podrían amortizar. Desde que fue reactivada, el pasado noviembre, únicamente ha estado productivo un grupo generador, que ya padeció una avería técnica durante cerca de dos meses.
Endesa solicitó en diciembre del 2019 ante el Ministerio de Transición Ecológica la autorización para el apagado de la factoría energética, pero dos años y medio después no cuenta con esa luz verde. Las empresas subcontratistas tienen garantizada su ocupación en la central hasta el próximo día 31 de julio, pero el desarrollo del Plan Futur-e que pone en marcha la compañía energética en todas sus zonas en descarbonización no se activará hasta que oficialmente tenga el permiso.
«La Xunta de Galicia, que tiene las competencias de industria, debe desbloquear los proyectos eólicos y facilitar los de almacenamiento energético, como la estación de bombeo y los generadores de hidrógeno, que nos conducirán a la independencia energética, proyectos que ya deberían estar construidos o como mínimo en construcción». Prieto exige a Endesa que materialice las inversiones anunciadas y se comprometa con su plantilla directa y auxiliar «fijando empleo local de calidad y garantizando el retorno a la mayor brevedad de los trabajadores desplazados».
La Voz de Galicia
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