La crisis sanitaria hizo bajar la persiana de muchos negocios de hostelería para siempre, pero en las dificultades algunos encuentran una oportunidad. En plena pandemia, Josilene Wessolwski, natural de Brasil y afincada en As Pontes desde el año 2012, empezó a hacer realidad su negocio, Mama Cakes Café, una cafetería con un concepto distinto que ahora, y con todo a punto, espera a que se levanten las restricciones para poder abrir al público.

«Trabajé muy joven en una panadería de mi país, pero luego hice administración contable y me dediqué a otros sectores. En 2005 llegué a Galicia y cuidé a mayores y a niños. Siempre me gustó hacer bizcochos, tartas o galletas. Las hacía para la familia y amigos y me decían que estaban muy ricas», dice esta emprendedora valiente, que decidió darle forma a su proyecto en la pandemia.

«Hace tiempo hice un curso de Cup Cakes y seguía haciendo cosas en casa. La gente empezó a pedirme tartas y a decirme que por qué no abría algo», relata. En un primer momento pensó en poner en marcha un obrador -«quería hacer tartas, no abrir al público»-, pero no encontró ningún local que se adaptase, y finalmente se decidió por una cafetería enfocada a los desayunos, las meriendas y los cócteles.

El local, ubicado en la Avenida da Coruña, ya lo había mirado hacía tiempo, pero en septiembre lo alquiló y empezó la reforma, de la mano de Josefina Fernández, otro de los pilares del proyecto, al tiempo que seguía haciendo cursos, muchos online debido al covid.

«Estábamos en plena pandemia pero no me dio pánico lanzarme. El propietario se portó muy bien y me dijo que mientras el negocio tuviese que estar cerrado por el coronavirus no me cobraría el alquiler y en las restricciones, dentro de los horarios marcados que había antes del cierre total, vi otra posibilidad que encajaba con lo que yo ya tenía pensado», dice. Tenía claro que quería un negocio de día, más similar a los horarios europeos y alejado de las largas noches, con horario de 09.00 a 14.00 horas -una hora más los sábados- y de 16.30 a 21.30.

«En el pueblo no tenemos un sitio así, de meriendas», dice la impulsora de Mama Cakes, y habla de una cafetería «especial y diferente» donde el cliente podrá degustar muchos sabores, todo a través de producto artesanal hecho a mano. «Tengo ganas de abrir, pero poco a poco, y de ver el local lleno de familias y niños. El problema es que cuando podamos abrir no sabemos cómo será según las restricciones que haya», dice esta nueva hostelera, que reconoce que su único miedo es que los clientes no entiendan el concepto de una cafetería con un horario y una apuesta diferente.

No hay tirador de cerveza en la barra. Solo habrá un vino blanco y un tinto en la oferta. Y no muchos refrescos. Tampoco tapas. Pero habrá una carta variada de zumos naturales, smoothies, cafés de especialidad, te chai latte o diferentes cócteles, una variada carta de desayunos (con bollería de las panaderías locales o revueltos, tostadas y bowls saludables) y meriendas (gofres salados y dulces, tostas y sándwiches). También, propuestas para los más golosos que variarán según el día: tartas sorpresa -desde la Carrot Cake, a la Red Velvet, la doble chocolate o la Banoffee-, bizcocho sin gluten ni lactosa, cookies caseras, minitrufas o muffins.

«Es una cafetería, no una pastelería», aclara la propietaria, que explica que se harán tartas y otros postres para llevar siempre que se encarguen al menos con cinco días de antelación. Ahora, mientras la puerta se mantiene aún cerrada, ya da salida a algunos encargos.

El Progreso