Endesa tramita desde el pasado verano el cierre de su central térmica de As Pontes de forma ordinaria, después de que el Ministerio de Transición Ecológica estableciese este modelo y no el abreviado, por la gran cantidad de alegaciones que se habían presentado al proceso. En el marco de esa tramitación, un informe de un organismo de la Xunta recomienda que se lleve a cabo una estudio para analizar la conveniencia de mantener en pie la chimenea de la central, cuando se proceda a su apagado definitivo.

La chimenea, de 356 metros, es uno de los iconos de una instalación que fue y es el pilar fundamental de la actividad económica de la antigua villa minera. Sin embargo, es también un símbolo de una planta que sucumbirá al cierre, entre otros, por el impacto medioambiental del mineral que utiliza para funcionar: el carbón.

La compañía energética no es proclive al mantenimiento de esta estructura ya que, debido a sus características, conllevaría un elevado coste económico mantenerla y tampoco aportaría ningún valor añadido para la zona. Además, limitaría las posibilidades de ubicar nuevas empresas en los terrenos sobre los que se levanta actualmente la central, uno de los objetivos principales que maneja la eléctrica que dirige José Bogas en el marco del Plan Futur-e.

No obstante, por el momento aún resta otro informe por ser presentado por parte del Gobierno autonómico en el marco del proceso de solicitud del cierre de la planta.

Las previsiones que manejaba Endesa apuntaban a la obtención del permiso para apagar la térmica pontesa antes de que terminara el año, aunque cada vez se alejan más. La empresa acaba de bajar los fusibles de la central de Almería, cuyo cierre empezó a tramitar en el 2019, al mismo tiempo que el previsto para la de As Pontes.

La Voz de Galicia