Nunca se acostumbra uno a la muerte, estamos programados para la vida, pero mucho menos a la de un amigo.
Parece que fue ayer, pero son mas de cuarenta años los pasados desde que nos conocimos. Años antes en mis andanzas juveniles con Marucho, cuando tras su trabajo en Calvo Sotelo ejercía el del taxi, Vicente nos había transportado más de una vez en su DKV en nuestras idas y venidas nocturnas de algunas fiestas-Pero mi actividad profesional en el campo expropiatorio en los ochenta hizo que surgiera entre nosotros una profunda amistad y coincidencia en lo personal y también en lo político ámbito este en el que dentro de Amigos de As Pontes Vicente Seoane representó el pensamiento de izquierda.
Fue Vicente un hombre extraordinariamente trabajador, meticuloso y disciplinado, eso es algo conocido por todos, pero en mi experiencia si hubiese de destacar hoy una virtud especial de su carácter sería la fidelidad, especialmente en los momentos difíciles. Vicente se quedaba cuando la mayoría huía.
Me llamó el 4 de agosto, estaba en Pantín, y aunque no lo dijo expresamente sentí sus palabras como una despedida. Fallecería diez días después.
Me gusta pensar que volveremos a encontrarnos Vicente, pero mientras tanto es seguro que todos te echaremos mucho de menos.
Aunque cuando un amigo se va sea bien cierto que, como dice la canción, algo se nos muera en el alma.
Fdo. Aquilino Meizoso Carballo
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