El convulso panorama energético que propició la invasión rusa por parte de Ucrania llevó al Gobierno el pasado septiembre a posponer la autorización de cierre de dos de los cuatro grupos generadores de la central térmica de Endesa en As Pontes. Aunque la escalada de los precios de la energía se ha contenido debido a las medidas aplicadas a nivel europeo, las condiciones fijadas entonces para lograr la luz verde a la clausura —el aumento de la demanda y de disponibilidad de la cogeneración— no se han cumplido en los términos requeridos, aunque el Ministerio de Transición Ecológica ha rehusado pronunciarse al respecto. Sin embargo, el plazo de la última prórroga concedida por la eléctrica a sus empresas subcontratistas y al personal que había retornado a las instalaciones para poder operarlas, aunque ya habían sido destinados a otros puestos, expira el 30 de junio, por lo que Endesa ha tomado cartas en el asunto. Para dar garantías y despejar la incertidumbre con respecto a la instalación, la empresa ha decidido prorrogar otros tres meses más esas garantías de ocupación, hasta finales de septiembre.
La extensión de la operación de la térmica se entiende en clave de refuerzo de las garantías de suministro en el sistema eléctrico, aunque la aportación que realiza es mínima. De hecho, tiene uno de los dos grupos activos en situación de indisponibilidad técnica. El segundo, que fue sometido a una revisión en profundidad, arrancó en pruebas en la jornada del 19 al 20, en la que estuvo en marcha hasta las tres de la tarde, y posteriormente se acopló al sistema entre el 30 y el 2 de mayo. Desde entonces, no ha vuelto a operar.
La aportación de la térmica pontesa se está llevando a cabo, según explicaron fuentes del sector, como respaldo a la generación con fuentes renovables. En Galicia, la mayor parte de la producción verde proviene de los parques eólicos, con máquinas que arrastran una gran antigüedad, por lo que producen tensiones en el sistema. Aunque los ciclos combinados están cumpliendo también una función de respaldo del sistema —tienen la capacidad de entrar a operar rápidamente—, la térmica ha contribuido también a esa función.
En estos momentos, Endesa aún cuenta con carbón en su terminal descargadora del puerto exterior ferrolano para operar la central.
Caso singular
En el conjunto del país, el proceso de cierre de la térmica pontesa es singular con respecto a lo que ha sucedido en otras zonas del país en transición energética, ya que se mantienen abiertas las líneas abiertas por el Gobierno central para incentivar las economías en las zonas afectadas por la descarbonización y para posibilitar la materialización de nuevos proyectos empresariales en esas zonas, sin que por el momento se haya producido el cierre de la térmica. El fin de su operatividad sigue sin fecha.
LA VOZ DE GALICIA
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