El viejo cementerio del histórico barrio de A Vila, en As Pontes, que ya fue hace años desacralizado y actualmente no tenía ningún uso concreto -más allá de acoger algún evento como el San Xoán o alguna de las actividades de la Cita coa Historia, ha sido el lugar escogido por la unidad pastoral para impulsar un nuevo jardín.

Esta iniciativa parte, según explicó el propio párroco, Juan Pablo Alonso, de una tradición a la que quisieron darle una vuelta reinterpretativa. «En los meses de mayo y junio los niños de comunión -este año son alrededor de una docena- solían traer flor cortada, así que pensamos en la posibilidad de que en vez de eso trajesen plantas para crear el jardín y que pudiesen ser reutilizadas posteriormente para decorar también la iglesia», confirmó Alonso.

Así, en base a esa idea, unos 40 niños que van al catecismo, acompañados por sus familias, se afanaron este domingo en introducir en la tierra sus plantas -había geranios, aloe vera, calas o gladolios, entre un sinfín de especies más- y en regarlas para que crezcan firmes y bonitas en ese nuevo jardín.

 

EL PROGRESO

1 / 4
Ver más
Inspired by

«Algunas saldrán para adelante y otras morirán y habrá que sustituirlas», explicó el sacerdote, quien abundó en que esta iniciativa trata de seguir la línea en la que trabajan con los pequeños de «cuidar la creación y educar en el reciclaje».

Además de la buena acogida que tuvo entre los niños, que se convirtieron en jardineros por un rato, también fue una actividad muy grata para los padres, que pudieron colaborar en todo momento.

«É moi bonito poder contribuir todos co xardín da igrexa», decía una de las mamás, mientras otra, herramienta en mano, destacaba que es una manera simbólica de que los pequeños también entiendan «el ciclo de la vida».