El Bajo Aragón ha perdido una de sus imágenes más reconocibles, la de las tres torres de refrigeración de la central térmica de Endesa en Andorra, que se han volado de forma simultánea dentro de los trabajos de desmantelamiento de la instalación, que dejó de funcionar en junio de 2020 tras cuarenta años de vida y que ha causado tristeza a los vecinos ante un futuro que ven incierto. En pocos segundos ha caído este icono de la comarca, historia de la minería en la provincia, en la que ha sido la primera demolición triple y simultánea llevada a cabo en España, que han seguido en silencio cerca de un centenar de técnicos de Endesa, Enel y empresas auxiliares, representantes de administraciones y organismos oficiales, 70 periodistas y 7 expertos digitales desde un mirador ubicado a 800 metros de distancia. Además de centenares de vecinos y representantes políticos.
La caída de las torres de hormigón de 107 metros de alto y 83 de diámetro en su base y 50,7 en la coronación, con un peso cada una de 12.577 toneladas, ha sido a las 11.30 horas y ha provocado el aplauso y las felicitaciones de los técnicos, un sentimiento «encontrado y agridulce» entre los responsables de Endesa, y «pena y tristeza» entre algunos vecinos y extrabajadores.
La demolición ha sido «un hito importante» dentro del proceso de descarbonización dirigido desde el Gobierno de España, que comenzó la propia Endesa en marzo de 2021 con un plan pormenorizado en el que ha prevalecido la seguridad y que ha supuesto que se hubieran vaciado previamente las torres, que han generado más de 6.000 toneladas de materiales que contenían amianto y que se han tratado conforme a la legislación vigente.
Tras la voladura, en la que se han utilizado 275 kilos de explosivos colocados en la parte baja de las estructuras y se ha instalado un circuito con 37 piscinas de dos metros cúbicos de capacidad que se han detonado de forma simultánea para evitar la nube de polvo, se han generado 40.000 toneladas de hormigón que se utilizarán para rellenar los huecos del terreno.
El desmantelamiento de la térmica seguirá su proceso y vivirá nuevamente un día importante el próximo año cuando se dinamite la chimenea de 343 metros de altura.
AS PONTES. En el caso de la central pontesa de Endesa, la compañía cifró en 48,5 millones el coste del proyecto de desmantelamiento. En concreto, la eléctrica ha presupuestado en tres millones la voladura de la chimenea de 365 metros de altura, y en 3,2 la de las cuatro torres de refrigeración. El coste más elevado del desmantelamiento de la factoría recaerá en las calderas y precipitadores, para los que se destinarán alrededor de 19,3 millones de euros. Los trabajos para borrar la huella de la térmica en As Pontes podrían prolongarse hasta 2027.
El Progreso
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