La paralización de la actividad en la central de Endesa en As Pontes tuvo un claro reflejo en la terminal descargadora de carbón del puerto exterior, a donde arribaba el material con el que se alimentaba la térmica. Las instalaciones se han quedado sin uso, pero la compañía eléctrica, en el marco del plan industrial diseñado para la zona ante el cierre de la central pontesa, no solo quiere seguir contando con este espacio, sino generar en él más actividad. Por ello, ha tramitado una modificación de la concesión portuaria, con el fin de aumentar los tráficos en estas instalaciones, que ya tiene autorizada desde el mes de julio del pasado año.
Por otro lado, Endesa también prevé instalar en As Pontes una planta de hidrógeno verde de 100 megavatios de capacidad, cuya construcción también puede provocar actividad para esas instalaciones ubicadas en la dársena exterior.
Otros proyectos
En el marco del plan Futur-e, lanzado por la empresa para compensar los efectos en la comarca del cierre de la actividad de la térmica pontesa, la compañía que dirige José Bogas también se ha comprometido a la captación de proyectos industriales para su asentamiento en la zona, por lo que espera que las futuras empresas que se asienten en la comarca también puedan tener un impacto positivo para la actividad de la terminal descargadora del puerto exterior.
Trámites
La compañía eléctrica solicitó a finales del 2019 el cierre de su central de carbón de As Pontes debido a que el alza continuada de los precios de adquisición de los derechos de emisiones de CO2 y a una mayor penetración de las fuentes de generación renovables la dejó fuera del mercado. No obstante, aún no se ha cerrado con las administraciones la mesa que se abrió para evaluar la viabilidad de que la planta funcione con la utilización de biocombustibles.
Unas instalaciones que serán adecuadas para poder atender sus futuros usos
Endesa mantiene la concesión de la terminal descargadora del puerto exterior al menos hasta el 2035. Después de haber ampliado la autorización para mover otros tráficos, la empresa tiene claro que debe acometer algunas actuaciones en este complejo para adecuarlo a sus posibles usos futuros. «Tenemos unas instalaciones muy modernas, pero muy específicas para el carbón, por lo que tenemos que flexibilizarlas para los nuevos usos», afirma Miguel Temboury. Subraya, no obstante, que entre las fortalezas de estar ubicados en la dársena de Caneliñas es que disponen de 60.000 metros cuadrados de almacenamiento y también de calados de más de veinte metros.
Entre los cambios que hay que introducir en la terminal descargadora se encuentran intervenciones en las dos grúas pórtico de las que dispone, con capacidad para manipular 54 toneladas de peso. Están configuradas para el movimiento de mineral, y habrá que adaptarlas para manipular otro tipo de graneles y mercancías.
La paralización de la térmica supuso también la de la actividad en Caneliñas. Si en el 2017 por la descargadora pasaron casi 4,8 millones de toneladas de carbón, solo dos años después se rebajó a 2,1. En el 2020 únicamente se movieron en la dársena exterior 7.699.
La Voz de Galicia
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