Para arrancar la central térmica de As Pontes a finales de noviembre del pasado año, Endesa tuvo que echar mano de antiguo personal que se encontraba ya desplazado en otros puestos. Una treintena de ex empleados de la planta local retornaron para garantizar una plantilla mínima con la que operar las instalaciones, reactivadas ante la coyuntura del abaratamiento de la producción con carbón. Inicialmente, volvieron a As Pontes con la previsión del funcionamiento de la térmica hasta finales de año, período en el que Endesa ya contaba con tener el permiso del cierre de la planta, pero esa previsión no se ha cumplido.
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Por ello, inicialmente prorrogó la estancia del personal retornado hasta mediados de enero y ayer mismo volvió a ampliarla hasta el próximo día 31. La eléctrica que dirige José Bogas comunicó ayer a los afectados esa decisión. Para Ricardo Casas, presidente del comité de empresa, esta «no deja de ser una situación complicada, no puedes hacer ningún plan, prácticamente vives día a día».
Porque entre las personas desplazadas hay quien tiene la familia en As Pontes y han acogido favorablemente esta vuelta temporal, pero también los hay que no. Adicionalmente, también permite ganar tiempo para otros trabajadores que continúan en la térmica pontesa pero que ya tienen plaza asignada en otros lugares. Estos desplazamientos —pactados entre los responsables de la compañía y los sindicatos— se producen como consecuencia del futuro cierre de la central pontesa.
Firma de fontanería
Endesa, que había prolongado la actividad de las subcontratas hasta finales de enero, ha sellado un acuerdo con una compañía de fontanería para extender esa ocupación hasta el 30 de junio. Fuentes de la eléctrica explicaron que se trata de un servicio necesario, y que hay que mantener, esté o no operativa la central.
Con independencia de las ampliaciones de estancias o de contratos, el primer objetivo de Endesa es el del cierre de las instalaciones, para sustituir la producción de energía con carbón por fuentes renovables. Sin embargo, espera desde el pasado verano la luz verde para apagar la planta. Falta un informe de la Xunta, de Saúde Laboral, que ha de enviar al Ministerio de Transición Ecológica, encargado de emitir el permiso de cierre.
Fuentes del Gobierno autonómico confirman que sigue en tramitación, aunque por el momento se desconoce cuándo se habrá resuelto.
Mientras, la térmica —que en la noche del pasado lunes tuvo que interrumpir su producción por un problema técnico— continúa quemando el carbón que importó a Ferrol a través de tres barcos. No hay previsión oficial de que lleguen más cargas. Marcos Prieto, vocal de UGT en el comité, recordó que lo habitual es mantener una reserva de carbón para garantizar la disponibilidad de la planta. Por el momento, hay mineral en las instalaciones.
«Se ha visto que somos necesarios, y que a la empresa la resulta rentable arrancar. Seguir operando puede ser una solución mientras se avanza en los otros proyectos que tiene planteados», demandó el presidente del comité de empresa.
Fuente La Voz de Galicia
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