Endesa recibió esta semana el visto bueno del Ministerio de Transición Ecológica al proyecto de desmantelamiento de la central térmica de As Pontes, el paso previo a la obtención del permiso del cierre. Tras ese trámite ambiental, será la Dirección General de Política Energética del mencionado departamento gubernamental la que tenga que emitir un primer borrador para autorizar el apagado de la instalación, que será enviado a la Comisión del Mercado de la Competencia (CMC) y a Endesa. Después del permiso definitivo, se pronunciarán también la Xunta y el Concello pontés, para poder acometer las obras de clausura de las instalaciones. Aunque no existen plazos reglados para ello, la eléctrica confía en disponer de la luz verde antes del 31 de mayo, y después contará con un período de un año para hacer efectivo el cierre.
Sin embargo, fuentes de la compañía anunciaron que descartan utilizar ese plazo y optarán por enlazar la clausura de la térmica con la adjudicación de los trabajos de desmantelamiento de la factoría y con el lanzamiento del plan Futur-e, un programa materializado por Endesa en las zonas en las que pone fin a sus centrales de carbón y con el que, entre otros, capta nuevos proyectos empresariales para las zonas afectadas.
El plazo de ejecución de esas tareas es de cinco años, durante los cuales habrá una media de 160 trabajadores, el 80 % de los cuales pertenecerán a la zona. Previamente, Endesa se ha comprometido a realizar cursos formativos, tanto para cualificar a personal en ese cometido como para el sector de las renovables, ya que los proyectos futuros de la compañía pasan por la construcción en As Pontes de una planta de producción de hidrógeno verde y de seis parques eólicos.
En total, formará a unas 400 personas, en unas acciones que también prevé poner en marcha inmediatamente después de obtener el permiso. La compañía que dirige José Bogas ha extendido hasta el 31 de mayo las garantías de ocupación para sus subcontratas y también el plazo en el que los trabajadores directos de la central que ya habían sido desplazados a otros lugares ante el futuro cierre, y que han regresado para operar temporalmente la térmica. A partir de entonces, está previsto que los empleados auxiliares puedan empezar a formarse y los directos retornados regresen a sus puestos. Restan aún otro medio centenar que ya tienen plazas adjudicadas pero que aún no las han ocupado, que tendrán que hacerlo tras la bajada de la persiana.
Los seis parques eólicos que promueve la eléctrica están ligados a contratos de suministro a grandes industrias
Endesa abandonará la producción con carbón en As Pontes y optará por las energías renovables. Además de una planta de hidrógeno de 100 megavatios de potencia, proyecta la construcción de seis parques eólicos, que suman más de 600 megavatios. Todos los parques tienen más de 50 megavatios, así que son competencia del Gobierno central, con el que la compañía eléctrica tramita ya la autorización administrativa previa y la evaluación de impacto ambiental de los mismos. La Xunta ha informado negativamente los proyectos por estar fuera de las áreas prioritarias de desarrollo eólico de la comunidad y aunque ello no será vinculante en la tramitación estatal, la eléctrica trabaja en la declaración autonómica de que esos proyectos son vertebradores y estructurantes del territorio, para despejar el camino para materializarlos.
Idéntico camino pueden seguir otros acuerdos con otros proyectos futuros de envergadura para el tejido empresarial de la comarca ferrolana y de la comunidad.
La eléctrica invertirá un total de 650 millones de euros en estas instalaciones. La compañía espera obtener la declaración de impacto ambiental de los parques antes de enero del próximo año para poder acometer la planificación.
La Voz de Galicia
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