A falta de fuego en el monte, José Antonio Quiroga, secretario de organización del PSdeG, agarró una tea esta semana y le prendió fuego al partido, que desde entonces deja un rastro de humo que tardará bastante en desaparecer, si es que lo acaba haciendo. El número dos de los socialistas gallegos se descolgó en un artículo de prensa insinuando que Besteiro y González Formoso son «desleales» con la actual dirección de Gonzalo Caballero porque están articulando una alternativa para las próximas primarias. «Sombras del pasado», «baronías rancias», «traiciones», por no hablar de la crítica al actual presidente de la Diputación de La Coruña por «seguir coaligado a la empresa térmica de su concello, una de las más contaminantes en Europa». Pura dinamita. Las reacciones no se han hecho esperar, pero las más interesantes son las que no se han producido. Por ejemplo, Gonzalo Caballero no ha hablado. Y es locuaz cuando quiere, incluso cuando los periodistas le preguntan cosas que no le gustan y se salen de su guión preestablecido. La dirección del PSdeG no tiene nada que acotar o matizar a lo dicho por Quiroga. Lean entre líneas: lo respaldan. Por tanto, el Caballero que se erigió en máximo defensor de las primarias y que censuró que en su día Pilar Cancela tomara partido por Villoslada en las que él ganó, ahora consiente que su responsable de organización abandone esa deseada neutralidad. Cancela, a la que no la adornaron nunca excesivas virtudes como política, sí se guardó de disparar públicamente como hizo Quiroga esta semana.