Es como un peculiar Guadiana, que aparece y desaparece en el mapa. En tramos soterrado, en tramos por la superficie, el Canal IV, una enorme obra de ingeniería que se hizo para desviar las aguas de la mina y permitir los trabajos de extracción del lignito local, recorre 3,5 kilómetros, desde Veiga hasta Perfolla, y atraviese el centro de As Pontes. Pero ese gigantesco túnel, hoy en desuso y propiedad del Concello, es un desconocido para muchos.

Entre la década de los 70 y los 80 Endesa impulsó un ambicioso plan hidrológico en una batalla para que el agua no inundara el hueco minero, que no dejó de crecer hasta convertirse en la mina a cielo abierto más grande de España. Movió el curso natural de ríos y regatos, instaló pozos de bombeo y construyó un entramado de canales de hormigón, al aire libre y bajo tierra, que circunvalaban toda la mina y la escombrera.

El trazado del túnel

«Constrúese antes de chegar a tocar o río Pontedapedra, polo este da mina, e o río Meidelo, polo oeste, e as enormes dimensións da obra van relacionadas coa cantidade de auga que habería que sacar», indica Manolo Lamas, extrabajador de la mina y buen conocedor del entorno, impulsó la ruta ciclista Bidegorri.

El túnel, que luego dio nombre a una de las zonas que cruza —de aquella era un descampado y se urbanizó después—, arranca en Veiga, continúa dirección sureste y gira a la altura del cementerio de Os Alimpadoiros hacia el pueblo, muy próximo a la Rúa Monte Caxado. De ahí, y tras varias curvas para evitar los edificios, pasa por debajo de la rotonda del mesón Sete Camiños, por delante de la piscina y la rotonda del Rego do Muíño y finaliza en la presa de la central, en el Eume, en Perfolla.

Una megaconstrucción que puede recorrer un coche

Con una gigantesca envergadura —5,40 metros de diámetro y 3,15 en la base y una pendiente de un 2%— es posible que un vehículo circule por su interior. Y, dicen los que lo conocen bien, que se divide en tres tramos: de Os Alimpadoiros hacia arriba está excavado en roca, hasta Veiga es una perforación normal y de Os Alimpadoiros a Perfolla, el tramo más superficial, es una especie de lego a gran escala: se abrió un gigantesco socavón en el que se introducían tres piezas prefabricadas y se volvían a cubrir.

Un polvorín político

«Llegué al Ayuntamiento en el verano del 87 y el Canal IV estaba ya abierto hasta casi la mitad, por donde está ahora el campo de rugby», dice Aquilino Meizoso, que a los pocos días paralizó la obra. «No tenían licencia. Endesa actuaba así. Se querelló contra mí y el juez me puso una fianza de 700 millones por actuar con temeridad por no pedir informe del secretario. Como era arquitecto entendió que no había temeridad y levantó la fianza», dice. Por aquel entonces, recuerda, «había más de 200 personas trabajando en canal y un montón de empresas».

Un año y medio después, en noviembre del 88 se reiniciaron los trabajos y antes de las elecciones de 1991 el Canal IV estaba finalizado.

Sin grandes incidencias

Pese a algunos desplomes —se tuvo que hacer un muro de protección cerca del monumento a los mineros porque el terreno era muy blando— las obras se llevaron a cabo sin grandes incidencias.

«A Endesa le corría mucha prisa para poder explotar la mina y entre la gente había presiones, y aunque a algunos no le gustaba la idea del túnel, se pagaban expropiaciones y hubo beneficios. Llegamos a un acuerdo y se firmó el primer convenio con Endesa», dice el exalcalde, que señala que la eléctrica consiguió la licencia y el Concello «unos mil millones, una cifra astronómica», que incluyeron los terrenos para el cementerio o 100 millones al año para infraestructuras.

«Se hizo la piscina, se compró el Alovi y se construyeron los puentes de Perfolla, Alende o los Chaos«, dice.

La naturaleza volvió a su lugar

En cuanto se cerró la mina, en 2007, desde la eléctrica se devolvió la naturaleza a su lugar. Se dejó de bombear el agua y los ríos y regatos volvieron a su cauce natural. Esta vez con un nuevo cometido, ayudar a llenar otro gigante, el lago artificial.

A día de hoy el Canal IV está en desuso y casi seco —solo entra algo de agua en invierno— pero pese a ser invisible a los ojos sigue ahí.

El Concello encargó un estudio sobre su estado actual

El Concello de As Pontes asumió la titularidad del Canal IV en el último convenio con Endesa, en el año 2016, cuando la eléctrica cedió una larguísima lista de terrenos e inmuebles, que pasaron a ser de titularidad municipal. Y el año pasado, en 2024, el gobierno local encargó un estudio sobre la estabilidad de la infraestructura y su estado actual.

A día de hoy no hay ningún proyecto de reutilización para el Canal IV, más allá de intentar que no se venga abajo y evitar peligros. A la espera del informe definitivo, desde el Concello avanzan que según las primeras conclusiones del estudio, el estado de esta infraestructura es actualmente «bastante bueno» y no reviste gravedad, aunque sí habrá que hacer algunas actuaciones para evitar posibles problemas en el futuro.

 

EL PROGRESO