Esta mañana me he levantado con la noticia de la muerte de Antonio Lorenzo Cabarcos, más conocido como “Ferpu”. No he de negar que, a pesar de la edad, sin embargo, recordar su persona me ha hecho sentir como que un trozo de la historia viva de As Pontes se ha ido. Una persona que hacía pueblo y que formaba parte del imaginario colectivo, siempre alegre, siempre aportando soluciones y siempre viendo la parte más positiva de las cosas, por muy duras que estas fueran.

De hecho, muchas veces he sacado fotos a su escaparate para mostrar a los alumnos los magníficos y creativos  sloganes que utilizaba: una muestra de cómo David puede vencer a Goliath.

Me recordaba mi madre que, el día que Amigos de As Pontes hizo el homenaje a D. Enrique Rivera Rouco (o “Cura dos Chaos”), tras mi discurso de homenaje, Ferpu se me había acercado a decirme: “Cuando yo muera quiero que digas algo así en mi funeral, pero que sea dentro de muchos años, ¡eh!”.

La verdad es que hubiera preferido hacerlo antes, en vida, pero, lo dicho, formaba ya parte indisoluble de la imagen de ese As Pontes amable, activo, ilusionado, valiente y comprometido al que nunca he renunciado y por ello estaba en mi mente como algo para siempre y así quedará, ya que vivir en el recuerdo de los demás no es morir.

Hombre amable, alegre y emprendedor, guía de muchos y ejemplo para la motivación personal del que se sentía afligido, mi deseo es que el Señor te ilumine por siempre. A su familia: la muerte duele, pero duele en esperanza.

“Aunque mi corazón y mi carne se consuman, Dios es mi herencia para siempre y la Roca de mi corazón.” (Salmo 73:26).

Manuel Escourido Calvo.