La sesión extraordinaria del pleno de As Pontes, que se celebró este viernes a las 9.30 horas, provocó una revolución en la actual corporación. Dos de los tres ediles con los que cuenta el BNG –Raimundo Barro Cabarcos y Francisco da Silva Bello– presentaron su renuncia de manera totalmente sorpresiva, aunque ninguno de ellos asistió al pleno. Silvia Pardo, que prevé dimitir en el mes de mayo, tampoco acudió a la sesión.
Cuatro años después, fichó por el BNG -iba en el tercer puesto de la lista-, y entró en un tripartito -BNG, PSOE y EU- que solo gobernó dos años y que sufrió una moción de censura que le dio la alcaldía a Vicente López Pena, tránsfuga socialista.
Después del revuelo provocado por esta cuestión, los nacionalistas, con Víctor Guerreiro a la cabeza, lograron el bastón de mando en las elecciones de 1999 y de 2003.
En los siguientes comicios, Francisco da Silva se presentó como candidato a la alcaldía por el BNG, pero no consiguió los resultados esperados, y tuvo que afrontar desde entonces tres derrotas consecutivas en favor del actual regidor y presidente de la Diputación de A Coruña, Valentín González Formoso.
DISCREPANCIAS. Aunque no han trascendido oficialmente los motivos que han llevado a da Silva y a Barro a dejar la corporación, todo indica que podrían existir problemas internos dentro de la agrupación local.
Algunas voces apuntan a que los conflictos podrían venir derivados del nombramiento de Francisco da Silva como concejal-delegado especial para el plan estratégico de actuaciones, una responsabilidad temporal que le otorgó en 2019 el propio gobierno socialista, y en la que el edil del BNG debía elaborar un documento guía que definiese las pautas a seguir para garantizar el futuro industrial y laboral de As Pontes.
Un documento que se topó con la abstención en el pleno de su propia compañera de filas, Silvia Pardo, la que se postulaba como el relevo natural de Da Silva, y que también prevé dimitir en el pleno ordinario del mes de mayo.
Esta renuncia en masa de los ediles nacionalistas deja al partido muy tocado y obligado a renovarse en tiempo récord de cara a las elecciones municipales que se celebrarán en apenas un año.
El Progreso
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