Buscaba un destino de vacaciones atractivo y acabó convirtiéndose en su nuevo hogar. Jonás Álvarez Rama, venezolano de nacimiento y pontés de adopción, aterrizó hace cuatro años en Islandia, un país «que atrapa a la gente», dice, y en el que trata de sacar adelante un proyecto personal y laboral donde la fotografía, su «gran pasión», lo envuelve todo.
«Desde el aeropuerto hasta la ciudad, un trayecto de unos 45 minutos, vas atravesando campos de lava con un musgo muy denso, en algunas zonas el magma todavía se mantiene caliente y humeante», va describiendo el pontés, asombrado por la belleza de un país por el que ha decidido apostar.
Y es que con la llegada de la pandemia, Jonás perdió su trabajo, y eso marcó un punto de inflexión «muy positivo», asegura. «Cambié la rutina. Fue casi un año de búsqueda personal y profesional. Me fui a darle la vuelta a toda Islandia, estuve tres semanas en una cabaña en medio de la nada y eso me permitió darme cuenta que no quiero que un jefe tenga el control de mi futuro laboral», explica Jonás, quien está dando ya los primeros pasos de Stop Iceland.
«Estoy ofreciendo packs de foto tour con alojamiento a grupos reducidos por el centro de Reykjavík o por toda la isla»
«Estoy ofreciendo packs de foto tour con alojamiento a grupos reducidos por el centro de Reykjavík o por toda la isla», explica Jonás, cuya idea es garantizar que los turistas que llegan a Islandia «puedan sacarle todo el partido fotográfico, sin pérdida de tiempo, y con una hoja de ruta llena de lugares que quitan el aliento».
Además, otro de los curiosos servicios que ofrece Stop Iceland es la posibilidad de que novios de diferentes partes del planeta vayan a hacer a Islandia sus fotos de boda. «Ya estoy en contacto con una fotógrafa de Estados Unidos que está ofreciendo esta posibilidad a sus clientes y también estamos pendientes de que se sume un fotógrafo japonés. A los japoneses les encanta venir aquí», afirma Jonás, al que no solo le preocupa poner en valor las bondades de Islandia, sino que también quiere acercar a los islandeses a Galicia.
«Cuando llegué aquí me di cuenta que solo conocen el sur de España y eso me mosqueó un poco. Tenía un grupo de 30 personas para ir este año a Galicia con motivo del Xacobeo, pero tuvimos que aplazarlo por el covid. Está aplazado pero no cancelado», afirma Jonás, quien espera seguir también adelante con este plan «al menos una vez al año».
Proyectos que se mezclan con esos momentos únicos que ha podido vivir en la isla. Como disfrutar de las auroras boreales, visitar impresionantes glaciares como el Vatnajökull que da origen a la Diamond Beach o vivir la erupción del volcán Fagradalsfjall.
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