El agente, natural de Lugo y que pasó por diferentes destinos en el norte de España en sus primeros años como Guardia Civil, llegó a As Pontes hace casi 30 años, tiempo durante el cual logró granjearse muchas amistades entre los vecinos por su carácter afable y cercano.

Muy implicado con el tema de la violencia de género, estuvo durante algún tiempo como comandante del puesto pontés, donde continuaba en activo pese a haber podido pasar ya a la reserva.

Dicen los que lo conocían que tenía mucho tacto y oficio en el cuerpo, que era muy próximo a la gente y un gran profesional con un expediente intachable. Muy diligente, siempre estaba dispuesto a ayudar, estuviera o no de servicio, a cualquier particular.

De familia de guardias civiles, su padre lo fue y dos de sus hermanos también, echó raíces en As Pontes, donde vivía con su mujer. Su única hija también heredó la profesión familiar y actualmente está destinada en la policía judicial en la Comandancia de Lugo.

El Progreso