Las promesas de Endesa quedan en agua de borrajas y As Pontes parece estar un paso más cerca de decir adiós a la térmica que la convirtió en el segundo municipio más rico de Galicia. Atrás quedan esos buenos tiempos. Este martes, la empresa certificó el cierre de la central térmica por una supuesta inviabilidad económica, técnica y ambiental. Los expertos de las distintas administraciones públicas, al menos de momento, no dicen lo mismo.
Cierre o no la térmica, los distintos organismos públicos no renunciarán «así como así» a las posibilidades de la misma. El primer paso será demostrar la viabilidad técnica y ambiental de la central. Si esto se consigue, avanza el alcalde del concello de As Pontes y presidente de la Diputación de La Coruña, Valentín González Formoso, queda el segundo paso: demostrar que la central es rentable económicamente. «Si no lo es, no somos niños, lo entenderemos y buscaremos otras salidas».
Los últimos días, las administraciones públicas han cargado contra Endesa por la presentación de un informe que, según la compañía, demostraba que las pruebas que se estaban realizando en la central térmica de As Pontes con biocombustibles eran inviables desde el punto de vista económico, medioambiental y técnico. Un informe «unilateral», afean tanto la Xunta como el Concello, que no tuvo en cuenta el veredicto de su comité de expertos. Más claro en este aspecto es González Formoso: «Endesa miente, me parece un engaño que la empresa nos haya tenido un año entretenidos con unas pruebas que ha limitado y condicionado» para, posteriormente, presentar un informe «que se aleja de la realidad, según nos informan los técnicos que supervisaron las pruebas».
«Se está preparando un informe donde está el Ministerio de Transición Ecológica, la Consellería de Industria y el Ayuntamiento y que, a priori, aporta conclusiones distintas a las de Endesa», advierte el regidor en conversación telefónica con este diario. La próxima semana será clave para el porvenir de la central térmica, con dos reuniones. La primera, de seguimiento, tendrá lugar este martes, donde se valorarán los aspectos a seguir.
El jueves habrá otro encuentro, con representantes del Ministerio, la Xunta, el Ayuntamiento y las tres organizaciones sindicales. En este último se valorará cuáles son las posibilidades de dicho informe, los resultados de las pruebas y las posibilidades de reindustrialización de la zona. Una reunión que González Formoso califica como «clave para desenmascarar» el informe presentado por Endesa. Tienen un único objetivo con ese encuentro: poner «encima de la mesa la viabilidad técnica en la quema de biocombustibles en la central térmica».
El regidor espera que la empresa se muestre receptiva a colaborar, aunque ya no confíe en ella. Tenía fe, mantiene, «en la Endesa de 1990 o de los 2000, ahora ya no puedo confiar en ella porque creo que se ha olvidado de la gente».
La lucha de la plantilla
Los trabajadores que dependen de la decisión de la empresa y del futuro de esta central son la representación más cercana del sufrimiento de una comarca entera. Y están alineados en lo expresado por el regidor y en las profundas dudas de lo anunciado por la empresa. Están muy atentos a lo que pase en esas próximas citas y avisan que seguirán luchando por lo suyo y para demostrar que As Pontes sigue teniendo futuro. «Llegaremos a donde haya que llegar, a donde haya que llegar», repite reivindicativo en conversación con este diario Manuel Bouza, portavoz de la Asociación de Transportistas de Carbón de As Pontes.
Ellos dependen directamente del trabajo que haya en la central térmica, por lo que, aunque no son de la plantilla, les afecta por completo cualquier decisión de Endesa. Se prepararon, invirtieron mucho dinero en adaptar sus camiones para ahora encontrarse con un cierre. Y aunque la empresa asegura que contará con estos trabajadores para el desmantelamiento que quiere realizar de la central, Bouza recuerda que «habrá que prepararse» de nuevo para poder hacer cumplir con esos trabajos. «A ver como se invierte si se deben 70.000 u 80.000 euros», lamenta.
En este sentido, González Formoso tampoco se muestra confiado con las palabras de la empresa: «No creo que sean cuatro años de trabajo, serán menos», advierte. Tampoco le parece factible que puedan contratar a todos los auxiliares, si no «a algunos perfiles que encajen en el perfil».
De todas maneras, Bouza señala que quedan meses por delante que aún pueden llevar a una «solución». No les ha caído por sorpresa la decisión: «Yo sabía y pensaba que iban a tomarla», remarca, aunque intenta un ligero optimismo en sus palabras: «Está bien que pasara ahora mismo que dentro de tres meses cuando no tenga solución», señala.
Desde los trabajadores de la propia central también se «esperaban» que la empresa sacase un informe así, que insisten que es «unilateral». «Nos genera perplejidad», señala Marcos Prieto, vocal del comité de empresa y secretario de organización de UGT FICA Endesa Galicia, que recuerda que él ha sido partícipe de las pruebas en la localidad coruñesa. Insiste en que «los datos salen», y denuncia algunas cuestiones del informe de la empresa, como por ejemplo que argumenten que la emisión de mercurio es cercana al límite permitido. «¿Qué argumentación es esa? Es como si vas con el coche y dices en una carretera a 50: ‘Uf, casi llego al límite porque iba a 45’. No tiene mucho sentido».
Además, remarca que las pruebas no llegaron hasta el final: «Endesa se compromete a llegar hasta el final y si son satisfactorias operar la central. Se quedaron en el 50% porque no había autorización para pasar del 50% de sustitución de biocombustibles, pero la instalación permitía más pruebas. Una que demandábamos era hacer al 100% biocombustibles soportada con fueloil. Nosotros el proyecto que teníamos era 70% biocombustibles y 30% gas […] Endesa no quiso entrar, porque quedó perpleja con los resultados de preliminares y de las del 50%. Hay que pensar que a niveles de metales y metaloides tuvimos un grado de abatimiento entre el 99% y el 100%. El mercurio, que es el más difícil, llegó al 70%, y eso es espectacular».
Aquí entra el lado medioambiental de esas pruebas y el motivo por el que defienden que la central puede ayudar en un futuro más sostenible. También en que los biocombustibles podrían ser útiles a bajar la factura eléctrica de picos como los que se han visto con Filomena: «Todo eso se está diseminando por los prados porque se está usando como abono agrícola. La idea es quitar esos contaminantes de circulación, porque en julio de 2022 se prohibe su uso como abonos agrícolas. ¿Qué vamos a hacer a partir de ese año con ellos? No hay ninguna instalación con capacidad de incinerarlo», comenta a ABC.
E insiste en que el uso de lodos de depuradora, de los primarios de ganadería, de residuos forestales, que son los que plantean como biocombustibles, «ahora se usan como abono agrícola». Y añade que existe el problema, por ejemplo, con los lodos de las depuradoras, que se vierten a rías como la de Vigo o Ferrol, que reciben una cifra nada desdeñable de contaminantes. «¿Qué vas a hacer con ellos? Porque si no se pueden usar como abono agrícola, la única solución ahora mismo son los vertederos», subrayando que se tendrían que volver a abrir algunos, y añadiendo que las directivas europeas piden para 2030 «el objetivo del 15% de residuos» en ellos. «Y en España estamos ahora sobre el 60%». Por eso pide que «hay que aprovechar la coyuntura del cambio medioambiental y ser Galicia pionera, ya que tenemos la única central con capacidad para hacer ese cambio». Reivindica, pues, la importancia del proyecto: «Tenemos que defenderlo como un proyecto de Estado».
Sin embargo, y a pesar de la opinión de los trabajadores, y a la espera del veredicto del comité técnico de expertos, el catedrático en Ingeniería Química de la USC, Juan M. Lema, reitera lo que ya explicó hace meses a este mismo diario: «Toda la biomasa gallega no da para alimentar la central». Apoya, por tanto, el veredicto de Endesa, aunque asegura que no vio los datos del informe; simplemente es una «suposición» que hace, al entender también las complicaciones de cara al transporte de los materiales necesarios para que la térmica siga funcionando, refiere a este diario.
Es una lucha de más de un año, con una pandemia de por medio, lo que provoca una situación límite en unos trabajadores «machacados» por la incertidumbre y después de meses de trabajo muy duro: «Todos nos hemos volcado», han trabajado duro, pero insiste en que lo que pasa es que «no hay interés de que este proyecto siga para adelante», asegura Prieto, destacando que si la empresa no quiere seguir, es respetable, «pero a lo mejor tienes que dejarla y que la opere otra persona».
Futuro del concello
El coronavirus agrava aún más la situación de los «cientos de trabajadores» que podrían quedarse sin empleo si finalmente cierra por completo la térmica en As Pontes. La incertidumbre está ahí, también las «dificultades para encontrar nuevos inversores», mantiene el regidor coruñés, lo que complica «la búsqueda de empleo». «Evidentemente, la central es un elemento de estabilidad, generador de empleo y de otros proyectos», reconoce.
Sin embargo, no quiere un papel «victimista», porque «As Pontes va a salir adelante, con o sin central». Se muestra optimista en este aspecto, porque entiende que, aunque el efecto de cerrar la central sería negativo, «no solo para el municipio, si no para toda la comarca», en 2007, con el cierre de la mina «se produjo la verdadera reconversión económica». Y, matiza, el problema no sería solo de su concello, si no de «dos provincias, la de La Coruña y la de Lugo», puesto que hay trabajadores afectados de ambas partes. Aún así, asegura que no dejarán solos a los trabajadores que tanto han dado por la térmica: «No lo dejaremos pasar», porque agotarán todos los recursos posibles» hasta comprobar una posible, que aún no demostrada por el comité técnico, «inviabilidad económica».
Fuente ABC
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