La presencia durante la semana pasada de unos albañiles en el Tanatorio San Roquiño y los comentarios   sobre las obras que ejecutaban en el mismo hicieron cundir la alarma entre los vecinos de una zona que comprende toda la Avenida de Galicia, la Plaza de Perfolla, la Calle Hermanos Tojeiro y la Villa donde se ubican cientos de viviendas, tres panaderías,  varias cafeterías y restaurantes además del propio Auditorio Municipal y la Casa de la Energía  junto con una amplia zona de cultivo en la margen del rio y hasta el propio huerto urbano municipal.

El Teniente de Alcalde Antonio Alonso Román manifestó no obstante el pasado lunes dia 21 que no había ningún tipo de licencia concedida por lo que si las obras se estaban realizando estas serían ilegales lo que tranquilizó en principio a los vecinos.

Hay que mencionar que el proyecto de reglamento de policía mortuoria de la Conselleria de Sanidad obliga a separar estas instalaciones un mínimo de 200 metros de las zonas urbanas recomendando que sean ubicadas en los cementerios.

El hecho sorprende aún más teniendo en cuenta que en el Cementerio de Alimpadoiros existe un tanatorio municipal que fue abandonado poco después de su primera utilización   -precisamente mientras la empresa San Roquiño realizaba pobras de ampliación en el suyo-   por las alcaldías de Víctor Guerreiro y Valentín González y donde  podría ubicarse la citada instalación.

La alarma e indignación no obstante se mantienen entre el vecindario.